Adiós a los dogmas anacrónicos y enciclopedistas,
desenmascarando ambientes opresores y autoritaristas.
Las escuelas son instituciones vivas, comunidades en
formación,
preparándonos para la vida sin tanta imposición.
La experiencia es la fuente del verdadero aprendizaje,
construyendo sólidos vínculos con la realidad a cada paso.
Democrática, científica, pragmática y en constante
movimiento,
así es la educación que impulsa nuestro crecimiento.
El currículo fluye y se reinventa sin parar,
sintonizando con los intereses que los estudiantes quieran
aportar.
Equilibrio entre lo intelectual, social y el desarrollo
personal,
sembrando semillas de realización que habrán de florecer.
Las enseñanzas brotan de vivencias cotidianas,
entretejidas con experiencias previas en rutas soberanas.
Madurando como expertos con la práctica como guía,
fundamos nuestra escuela-laboratorio, ¡energía que circula!
El pensamiento crítico y reflexivo es la cima a escalar,
forjando ciudadanos íntegros y ejemplares.
Apoyos sólidos para alumnos lúcidos y autónomos,
rompiendo inercias con los aportes de Dewey y Schön.
La teoría no alcanza, aprender haciendo es indispensable,
cuando la incertidumbre en la vida real es tan constante.
El aula es el punto de partida para transformar las
prácticas,
docentes y estudiantes, aprendices permanentes con mentes
críticas.
El triángulo didáctico: docente, alumno y contenidos
se dinamiza con enfoques definidos.
Motivación auténtica, no más coerción obsoleta,
construyendo significados con el contexto real.
¡Pedagogías vivas que rompen con lo establecido!
¡Reinventando el futuro es nuestro propósito central!