martes, 24 de octubre de 2023

¿MEJOR EDUCACIÓN SUPERIOR =MÁS ALTA PRODUCTIVIDAD =MEJORES CONDICIONES DE SALUD Y EXPECTATIVAS DE VIDA?

 

Tratará de validarse con argumentos razonables, como la educación superior está asociada a elevar la productividad de un país y mejorar las expectativas de vida y las condiciones de salud de la población en general.

Introducción

Un activo fundamental de cada nación para lograr el desarrollo es el conocimiento y éste depende en gran medida de la educación superior.  Lepeley (2003, p.32) señala: “el crecimiento y desarrollo de las sociedades y economías tienen cada día mayor relación con el grado de educación de la gente y la formación del capital humano”.  El sector de la educación se puede considerar uno de los más importantes y específicos para un país (Forero y Bardey, 2008), los países más avanzados del mundo transitan a la consolidación de una economía basada en el conocimiento,  la capacidad de innovar y la calidad de los recursos humanos de cada país será la principal ventaja competitiva de las naciones. Barr (2003) afirma que existe una relación entre “el bajo logro educativo y la exclusión social”. De esta forma la educación desempeña un papel muy importante en el aspecto social (Forero y Bardey, 2008), tanto entre individuos como entre naciones.

Cantidad y calidad

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y el Banco Mundial (citados por Flores, 2012), el 50% de la diferencia del ingreso per cápita entre Estados Unidos y México se debe a los problemas de productividad. El nivel de competitividad de México está retrocediendo, mientras que otras economías emergentes lo están rebasando en la carrera hacia la economía del conocimiento (OCDE, 2010). La productividad está ligada íntimamente con la educación superior, la productividad es del tipo de conocimiento que debe ser desarrollado en la universidad, pues de lo contrario se ampliarán las brechas entre las naciones (Sisto, 2007).  El nivel de productividad de una empresa o de toda la economía de un país, es lo que determina en última instancia su capacidad de competir, sus ingresos y su nivel de vida (Umaña, 1993).  Mirabal (2007) nos recuerda que: “Lo que hizo que la economía soviética se desplomara fue que la productividad del capital de sus inversiones era muy baja, en algunos casos, hasta negativa, como las enormes inversiones realizadas en la agricultura”. El concepto de desarrollo se interpreta con frecuencia como crecimiento económico, enriquecimiento y mayor productividad, aspectos que suponen mayor producción y consumo (Agudelo, 1999), aspectos que indudablemente se asocian al mejoramiento, pues al aumentar la productividad, mejoran los ingresos que van acompañados de una mejor calidad de vida. La promesa de un futuro mejor no es posible sin incrementar la productividad (Umaña, 1993). Se afirma que la Universidad es la responsable de desarrollar lo que la sociedad demanda.  Uno de los propósitos de la educación superior es el de responder a las demandas del nuevo mundo  globalizado, creando y divulgando el conocimiento convirtiéndose en un elemento transformador. Umaña (1993) lo deja entrever de una manera especial:

 “Las herramientas para poder aumentar la productividad son de dos clases: por una parte, se necesitan procesos y equipos eficientes y por otra, conocimientos técnicos de primer nivel para poder optimizar su uso; lo primero encierra grandes costos y lo segundo un tesonero esfuerzo de capacitación, que arranca desde la escuela básica y nunca termina.”

Sisto (2007, p.13) atinadamente señala que: “la educación superior debe responder ante las sociedades donde la productividad y la competitividad de las partes integrantes dependen crecientemente de su capacidad para crear, procesar y aplicar eficientemente información basada en conocimientos.”   La teoría del capital humano (Smith, 1776) postula que la educación incrementa la productividad de los individuos al dotarlos de mayores conocimientos y destrezas, hecho que luego sería reconocido y premiado en el mercado de empleo a través de mayores ingresos (Bruner y Uribe, 2007, p.64).

  Pero, México a diferencia de los países desarrollados, se debate entre dos aguas.  Por un lado está el factor cuantitativo. Hasta fines del siglo XX la prioridad educacional de los países se concentró en la cantidad  (Lepeley, 2003) en la masificación de la educación. “Los gobiernos crearon una expansiva oferta educacional, dirigida, por un lado, a combatir el analfabetismo, y por otro lado, a aumentar la capacidad productiva de la fuerza laboral” (Lepeley, 2003, p.4)  y México no fue la excepción.  Se creyó que con esto se encontraría la solución a nuestros problemas, pero  la masificación de la educación superior que permita igualdad de oportunidades a todos los mexicano ha forzado a las universidades a contratar personal por hora para “producir docencia” de una manera cuasi industrial (Bruner y Uribe, 2007).  Por otro lado, el tema de la calidad. La calidad de la educación es un elemento de crítica importancia (Lepeley, 2003), pues la educación es un proceso de producción inusual donde la calidad del principal “insumo” (los estudiantes) es a la vez parte del “producto” que la universidad vende (Rothschild y White, 2003), y donde la calidad  es el principal insumo para hacer de un país, un sistema competitivo a nivel internacional, existiendo así la necesidad de transformar las universidades siguiendo los modelos de gestión empresarial (Sisto, 2007).

El reto de la educación superior

La educación superior, además de ser un factor esencial para igualar oportunidades entre la población, es un elemento determinante para estimular la productividad y competitividad en nuestro país, la consecuencia de no hacerlo es una fuerza laboral poco competitiva, con individuos que no podrán alcanzar salarios dignos y que fomentan círculos de pobreza para ellos y sus familias.  “México debería aprovechar plenamente sus considerables recursos para impulsar un desarrollo basado en el conocimiento, y aprovechar sus activos en la materia que incluyen polos de excelencia en la educación superior” (OCDE, 2010)

El reto que enfrentamos es la necesidad de definir un modelo de educación superior, accesible a todos , una masificación de la matrícula con calidad, puesto que una mayor cantidad de jóvenes preparados y capacitados serán capaces de promover el cambio estructural del sistema económico nacional para volverlo más competitivo.

Empresas más competitivas, son por lo general, empresas más productivas, que se reflejan en mejores ingresos tanto para los empresarios como para los trabajadores, que significan más impuestos y recursos para mejorar mejores condiciones de salud y mejora de la calidad de vida de una nación. En México, la productividad de la economía no mejorará sin un impulso real en la educación superior.

Referencias:

Agudelo, C. (1999). Desarrollo y salud. Consulta realizada en internet el 12 de febrero del 2008 en:http://www.revista.unal.edu.co/index.php/revsaludpublica/article/viewFile/18947/1986

Barr, N (2003). "Financing higher education: lessons from UK debate". The Political Quarterly Publishing, 371-381.

Brunner, José J. y Uribe, D. (2007). Mercados universitarios: el nuevo escenario de la educación superior. Santiago de Chile: Universidad Diego Portales.

Flores, L. (2012). México requiere mejorar procesos de productividad. Consulta realizada en internet el 05 de febrero del 2012 en: http://eleconomista.com.mx/finanzas-publicas/2011/02/16/mexico-requiere-mejorar-procesos-productividad

Forero Ramírez N. y Bardey D. (2008). Teorías y algunas experiencias internacionales en el financiamiento de la Educación Superior: lecciones para Colombia. Universidad del Rosario, Facultad de Economía, Documentos de trabajo, 37.

Lepeley, M.T. (2003). Gestión y calidad en educación. Un modelo de evaluación. México: Mc GrawHill

Mirabal, F (2007) La productividad del conocimiento. Consulta realizada en internet el 10 de febrero del 2012 en: http://www.lostiempos.com/diario/opiniones/columnistas/20070320/la-productividad-del-conocimiento_6138_6712.html

M. Rothschild and L. White. The University in the Marketplace: Some Insights and Puzzles. En C. R. Belfield and H. M. Levin (eds.), The Economics of Higher Education, The International Library of Critical Writings in Economics; Cheltenham, UK: An Elgar Reference Collection, 2003.

OCDE (2010) Perspectivas OCDE:México políticas clave para un desarrrollo sostenible . Consulta realizada en internet el 29 de febrero del 2012 en: http://www.oecd.org/dataoecd/22/2/45391108.pdf

Sisto, V. (2007) Managerialismo y trivialización de la Universidad. Consulta realizada el 08 de febrero del 2011 en: http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/1051/105116595002.pdf

Smith,A. (1776) An Inquiry into the Nature and Causes of The Wealth of Nations. Chicago: The University of Chicago Press, 1976, book I, chapter X, part I, pp. 113 y 115.

Umaña, A. (1993) Productividad y calidad de vida. Consulta realizada en internet el 14 de febrero del 2008 en: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-113221

 

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